Tras la situación pandémica vivida actualmente a nivel mundial, se hace imperante la necesidad de establecer nuevas reglas y costumbres en el desarrollo de la vida cotidiana, en todos los ámbitos en los cuales la humanidad se desenvuelve, con el único fin de poder resguardar a la población mundial.
Debido a los avances tecnológicos cada día conseguimos nueva información acerca de cómo afecta el COVID-19 a las personas, los ancianos, así como personas que padecen enfermedades crónicas como diabetes o enfermedades del corazón, parecen correr un mayor riesgo de desarrollar síntomas graves. Puesto que el virus es nuevo, algunos países aun se encuentran estudiando cómo afecta a los infantes. Sabemos que cualquier persona puede contagiarse, independientemente su edad, pero hasta ahora se han registrado relativamente pocos casos de COVID-19 entre los niños, debido a la fortaleza que poseen a nivel de su sistema inmunológico. La mayoría de los niños infectados son asintomáticos y se recuperan con mayor rapidez, pero se convierten en portadores que pudieran poner en peligro a cualquier miembro de su familia de avanzada edad que presente a alguna patología.
Al igual que con otras infecciones respiratorias como la gripe o el resfriado común, las medidas sanitarias públicas son fundamentales para frenar la transmisión de las enfermedades, pero debido a la alta peligrosidad del virus COVID-19 éstas medidas deben cumplirse de manera rigurosa y con responsabilidad por las comunidades. La protección de los niños en los centros educativos es un tema de suma importancia, donde se deben tomar precauciones para prevenir la potencial propagación del virus, recordemos que el COVID-19 no entiende de fronteras, etnias, condiciones de discapacidad, edad o género.
En el ámbito educacional, las instituciones deben mantenerse como entornos acogedores, respetuosos, inclusivos y solidarios para todos, pero apegándose a la nueva realidad y a las medidas necesarias para garantizar la salud de la comunidad, minimizando en todo momento cualquier alteración que pueda ocasionar rebrotes del virus y cadenas de contagio.
Los niños y jóvenes son la generación futura que seguirá expandiendo e impulsando al mundo, instruirlos y formarlos en medidas sanitarias para que las adopten como parte de su rutina garantizará su calidad de vida en los tiempos venideros. El conocimiento sobre éste nuevo virus ayudarán a calmar los miedos y las inquietudes que ellos tienen, reforzando su capacidad de enfrentarse a cualquier situación similar que pudiera presentarse.
Ahora bien cuáles medidas sanitarias o acciones cotidianas preventivas se pueden establecer en los centros educativos para prevenir la transmisión del COVID-19, veamos algunas de ellas:
- Uso obligatorio de tapabocas o mascarillas.
- Tomas de temperatura y desinfección de manos antes de entrar al colegio.
- Trabajar con los funcionarios para garantizar que las escuelas no se utilicen como refugios o centros de tratamiento para COVID-19.
- Promover la difusión de información sobre el virus, junto con autoridades sanitarias.
- Los estudiantes, maestros y otros miembros del personal que estén enfermos no deben asistir al centro educativo.
- Escalonar las horas del comienzo y la finalización de la jornada escolar para evitar aglomeraciones.
- Horario especial para el lavado de manos, mayor acceso al agua y jabón para los estudiantes y profesores.
- Dictar algunas clases al aire libre.
- Desinfección constante de los espacios, especialmente las superficies que la gente suela tocar (barandillas, mesas del comedor, material deportivo, pomos de puertas y ventanas, juguetes, materiales de enseñanza y aprendizaje, entre otros).
- Aumentar la ventilación y el flujo de aire cuando el clima lo permita (abrir las ventanas, utilizar aire acondicionado si está disponible, etc.)
- Aplicar medidas para mantener el distanciamiento entre profesores y alumnos (espacio de, al menos un metro de distancia entre los pupitres).
Para éste último punto gracias a los avances en materia de protección contra el virus, actualmente se ideó una mampara, lo cual es un bastidor fijo o movible recubierto de plástico, vidrio o cristal que sirve para dividir espacios o para aislar una parte del mismo. Actualmente la mampara covid se utiliza en los colegios para colocarlo en los pupitres a fin de mantener el distanciamiento social entre los estudiantes y profesores, ésta barrera protectora apunta a ser una de las estrategias a implementar por las autoridades educativas en las instituciones a nivel internacional para acelerar el inicio a clases.
Ésta mampara covid está diseñada con placas de metacrilato de 3mm, y funciona como una pared de protección que disminuye tanto el riesgo de contagio por el COVID-19, como la transmisión de otros virus y bacterias dentro de los salones de clases. Es una alternativa anticontagio de accesible y rápida colocación. Poseen una cinta de doble cara para mayor adherencia y evitar que se caiga al suelo y se quiebre, ésta mampara no resta la comodidad de los niños ya que su diseño respeta el espacio y la posición de los brazos sobre el pupitre.
Contrarrestar el virus COVID-19 es tarea de todos tanto a nivel familiar como escolar, mientras la ciencia lucha día a día para obtener una vacuna, la humanidad debe adaptarse y ser responsables en mantener las medidas sanitarias necesarias a fin de garantizar la salud de todos.