El vudú tiene sus raíces en África, más precisamente en el politeísmo fon y yorouba practicado en el golfo de Benin, al que se suman los cultos dahomeanos. Los numerosos esclavos de Haití, por obligación, acomodaron la mezcla de estos diversos ritos, mitad religiosos, mitad mágicos.
El nombre vudú, simbólicamente, representa un ser sobrenatural y todopoderoso, la imaginería es una serpiente no venenosa, a la que atribuimos el don de predecir el futuro. Con la mejor firma esotérica podrás saber más sobre este tema.
Poder vudú y su conexión espiritual
Las creencias vudú se basan en una genealogía de los dioses, sus relaciones mutuas, sus funciones, sus clasificaciones, a esto se suman los ritos utilizados por los sacerdotes llamados houngan y bokô, ritos destinados a honrar a los loa, quienes representan deidades, genios y espíritus ancestrales. que el vudú venera durante la ceremonia.
Los loa cuyas manifestaciones pueden llegar hasta la posesión se manifiestan en distintas ocasiones, que van desde choques emocionales, bombardeos, bodas, duelo, bailes y ceremonias presididas por un houngan.
Magia chamanica
Hay un gran número de loa, entre ellos Ogou, Erzulie, Dambala, Tit-Jean, Marinette … A menudo, los más formidables son los más demandados, como Balé-Rouzé que restablece el orden con gran violencia, y el más conocido, Baron-Samedi, genio de la muerte y los cementerios. También es en estos que el Día de Muertos es celebrado por mujeres vestidas de negro y morado.
Baron-Samedi se apodera del cuerpo de sus fieles, que luego son embargados por el frenesí, es entonces que de sus bocas salen canciones obscenas, y gesticulan mientras bailan de de manera lasciva, todo acompañado de vaivenes violentos. También es a él a quien hay que dirigirse para “fabricar” un zombi sacrificándole una cabra negra. Para los católicos, Baron-Samedi sería Satanás.
El poder vudú conecta con grandes energías
Siendo el vudú una religión en evolución, los ritos se adaptan y evolucionan según los tiempos, por lo que, en determinadas ocasiones, este culto admitió el canibalismo.
He aquí un testimonio a modo de ejemplo, en 1869, un sacerdote francés participó en las ceremonias en el bosque, adquirió la certeza de que el sacrificio conocido como el “cabrito sin cuernos” era una inmolación humana: “La multitud se abrió y se fue al ver a una niña sentada con los pies atados, la víctima fue levantada por una cuerda pasada por una polea, y un sacerdote se acercó a ella con un cuchillo en la mano… Al día siguiente, se encontró el cráneo de la mujer.