En el corazón de la gastronomía asturiana, un nombre resuena con una fuerza inigualable: Las Tablas del Campillín. Este establecimiento no es solo un restaurante más en el vibrante panorama culinario de la región; es, para muchos, el verdadero templo del cachopo, un plato que ha trascendido sus orígenes para convertirse en un icono nacional. ¿La prueba de su maestría? Una impresionante colección de 20 premios que avalan la excelencia de su cachopo, un logro que pocos, si acaso alguno, pueden igualar.
Un Cachopo que Desafía Expectativas
Cuando hablamos de Las Tablas del Campillín, Su cachopo minero es, con mucho, la estrella. No es solo un trozo de ternera empanado; es una obra de arte culinaria que ha perfeccionado cada detalle para conquistar paladares y jurados. Pero, ¿cuál es la magia detrás de este galardonado plato?
El secreto comienza con la selección de la materia prima. En Las Tablas del Campillín, el compromiso con la calidad es innegociable. La ternera, fundamental para un buen cachopo, proviene de ganaderías asturianas, garantizando una carne tierna, jugosa y de un sabor inconfundible. Esta elección no es casual; es un homenaje a la tierra y a la tradición que eleva el plato desde su base.
El relleno es otra de las claves. A menudo, se utiliza una combinación perfecta de jamón serrano de primera calidad y quesos asturianos con Denominación de Origen, como el intenso Cabrales o el suave Gamonéu. La proporción exacta y la calidad de estos ingredientes son cruciales para lograr el equilibrio de sabores que ha cautivado a tantos. El queso, al fundirse, envuelve la carne en una capa cremosa que contrasta a la perfección con la textura exterior.
La Perfección en Cada Detalle: Empanado y Fritura
Pero la magia del cachopo de Las Tablas del Campillín no se detiene en los ingredientes. La técnica de elaboración es donde se forja su leyenda. El empanado es preciso, utilizando un pan rallado que asegura una capa crujiente y dorada sin ser excesivamente gruesa. Este rebozado perfecto sella los jugos de la carne y el queso en su interior, garantizando que cada bocado sea una explosión de sabor y texturas.
Finalmente, la fritura. Es un arte. La temperatura y el tiempo exactos son vitales para conseguir ese exterior impecablemente crujiente sin que el interior quede seco o el queso se queme. El resultado es un cachopo de proporciones generosas, dorado a la perfección, que invita a ser compartido y disfrutado con todos los sentidos.
Los 20 Premios: Un Testimonio de Excelencia Constante
La acumulación de 20 premios no es solo un número; es el reflejo de una dedicación inquebrantable a la excelencia y a la mejora continua. Cada galardón representa el reconocimiento de expertos, críticos gastronómicos y, lo más importante, de un público que ha sabido apreciar la maestría de Las Tablas del Campillín. Es un sello de calidad que confirma que su cachopo no es una moda pasajera, sino un referente indiscutible de la gastronomía asturiana. Estos premios no solo celebran un plato, sino la pasión, la tradición y el buen hacer de un equipo que, día tras día, se esfuerza por mantener en lo más alto el estandarte del cachopo asturiano.